Publicado el 30 Ee junio Ee 2010 a las 22:00 |
Todos recordamos a nuestros maestros en las distintas fases de nuestra vida y quizá de manera especial a los que nos enseñaron en nuestros primeros años de estudiante la lectura, la escritura, los que nos corrigieron, los que nos visitaban para hablar con nuestros padres, los que nos tuvieron paciencia para que iniciáramos el camino del aprendizaje.
El ser humano desde siempre ha necesitado de la educación como parte de su formación y desarrollo, sin embargo no todos tenemos la vocación para la enseñanza, para ello es necesario poseer muchos valores y estar conscientes de la necesidad de ayudar a otros a superarse, de servir al estudiante, de ser un modelo, de luchar día a día por autosuperarse para así poder ayudar a otros.
Cuando iniciamos nuestra vida escolar siempre tenemos grandes experiencias, experiencias que a través del tiempo se van quedando en nuestra mente y que tarde o temprano nos ayudan a defendernos en la vida; cuando estas nos son útiles recordamos a aquellos maestros que nos enseñaron el camino recto, los valores, la moral, el respeto, a encontrar un camino a seguir para llegar a ser hombres y mujeres de bien.
Recordamos al maestro por que se preocupa por nosotros, porque no escatima esfuerzos, tiempo, no comer, perder el descanso y seguir trabajando en la casa cuando nos recibe en las tardes para seguir enseñándonos, para fomentar una adecuada lectura, corregir cuando es necesario y a pesar de su cansancio brindarnos apoyo, cariño y principalmente comprensión cuando nos es difícil aprender.
Ser maestro es un regalo de Dios, una virtud del Hijo del hombre y como tal una bendición para el que ejerce esta honorable profesión; uno de esos maestros que recordamos con mucho cariño es doña Blanca Julia Canjura Recinos, reconocida por sus alumnos como “niña Blanquita”, maestra jubilada de la Escuela Presbítero Nicolás Aguilar de Tonacatepeque (antes conocida como “escuela de niñas”).
Doña Blanquita, a sus 86 años, mantiene siempre un espíritu de aprendizaje, por lo que es un ejemplo para todos, al momento se dedica a la lectura de diversos libros y uno de sus mejores talentos es la poesía, ha escrito varios poemas con diversa inspiración y ella misma se encarga de declamarlos.
En todos los países se conmemora el día del maestro, fecha que cambia en cada uno según algún honor u homenaje a un maestro en particular; en nuestro país el 24 de abril de 1928, la Asamblea Legislativa decretó celebrar el Día del Maestro el día 22 de junio, el motivo de ubicarlo en esa fecha, según reza el decreto, fue por considerar dicha fecha:
“una fecha gloriosa en la historia de El Salvador, por cuanto señala el principio de una Administración en que se promovió e intensificó la educación del pueblo y se dignificó al Maestro, especialmente de parte del Jefe del Gobierno General don Francisco Menéndez”.
por otra parte el decreto menciona que:
“conviene como estímulo y recompensa para los educadores de la juventud y para inclinar ésta al respeto de sus bienhechores, señalar un día de glorificación para el Maestro, que sea al mismo tiempo dedicado a enaltecer la memoria de un Gobernante modelo por sus virtudes cívicas”.
Oración escrita por Doña Blanquita
En este día en que finaliza el mes del maestro queremos agradecer y felicitar a todos los maestros de El Salvador y del mundo, a aquellos hombres y mujeres que quedan en las páginas de la historia que nunca deja de escribirse, a los que nos enseñaron a rectificar nuestros errores, a los que tomaron el rol de segundos padres para guiarnos en nuestra vida; a Doña Blanquita y a todos los maestros muchas gracias, que Dios los bendiga y guie!
Categorías: Personajes, Cultura
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